domingo, 20 de mayo de 2012

IZQUIERDA REVOLUCIONARIA Y NACIONALISMO NEOLIBERAL

candela


Año 8 Nº 101

Arequipa, 2012, febrero 19.

ASOCIACIÓN JUAN PABLO VISCARDO Y GUZMÁN

En camino al Bicentenario de la Primera Independencia del Perú

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TÁCTICA Y ORGANIZACIÓN DE LA NUEVA MAYORÍA PATRIÓTICA (XVI)

IZQUIERDA REVOLUCIONARIA Y NACIONALISMO NEOLIBERAL

Por: Arturo Muñoz

Candela369@gmail.com

Humala, continuidad neoliberal

Humala gobierna sin hoja de ruta, es un gobierno a la deriva en casi todos los sectores, menos en el económico; puede escoger ministros de cualquier ideología salvo el de economía, cartera destinada exclusivamente a profesionales neoliberales. Asumió el gobierno con un gabinete plural político e ideológico, con hegemonía neoliberal en lo económico. Pero en diciembre del 2011, con el nombramiento del gabinete Valdés, acabó el viraje al nacionalismo neoliberal militarista.

La homogenización y pasteurización ministerial lo ha convertido en un gobierno soso, al apagar la pasión por el cambio; la gran transformación prometida fue dejada de lado textualmente en el discurso de Valdés ante el congreso. La unanimidad – el pensamiento único – neoliberal hace previsible cada uno de sus actos. Y la poca calidad de los ministros es la muestra de la incapacidad en la gestión gubernamental. Sólo el elegido, el médium con la oligarquía financiera internacional, el ministro de economía Miguel Castilla, sobresale por el apoyo de los medios de comunicación y de las instituciones internacionales el FMI, BM, las calificadoras de riesgo, aunque no tiene la más mínima idea de cómo enfrentar la crisis mundial.

Coherencia y continuidad eran las características resaltadas por Valdés del nuevo gabinete, y lo único que hay es continuidad del modelo neoliberal. Esa es la trampa de la democracia representativa en la que cae el pueblo en cada proceso electoral, se elige una plancha presidencial, pero el gabinete es nombrado a dedo en función no de los objetivos propuestos en la campaña, sino en conformidad con los intereses de la oligarquía financiera internacional.

Perversión militarista renace con Humala

Óscar Valdés redujo las alternativas de respuesta a la protesta popular a la salida militarista, se vuelve al pasado perverso del militarismo republicano. En el Perú los militares han estado el 70% del tiempo en el gobierno, sin capacidad de enfrentar exitosamente los grandes desafíos de construir un Estado Nación. La perversión del militarismo en la política peruana le ha hecho tanto daño como el dominio del complejo militar industrial a los Estados Unidos. Ha cortado procesos incipientes de hacer del Perú un país soberano, capaz de garantizar a su población seguridad alimentaria, empleo y paz.

Por ello, su gran logro en 7 meses y medio de gestión es una acción policiaco - militar, la captura sospechosa de Artemio, un remanente senderista, con heridas no letales, casi hechas por el mismo o por alguien de su entorno a propósito, usando la lógica de Martha Chávez. Acusado además por José, otro terrorista remanente, de ser, Artemio, un peón de las fuerzas represivas, útil a la estrategia del narco Estado en que la mafia fujimontesinista convirtió al Perú. Aquí vale lo estudiado por los especialistas en comunicación alternativa: todo lo expuesto en los grandes medios de comunicación en el campo de la política está armado, son teatralizaciones, palabra del gusto de Valdés. A diferencia de quienes creen en un Sendero Luminoso autónomo, los hechos demuestran la validez de la tesis de ser éste el brazo armado de la CIA, para provocar en la década de los ochentas del siglo pasado una guerra de baja intensidad y liquidar física, política e ideológicamente a la Izquierda Unida, segunda fuerza electoral durante ese periodo. Y lo lograron.

Justo, cuando la izquierda revolucionaria empieza a surgir, dentro de un conglomerado de socialistas liberales, de progresistas parlamentaristas, de liberales radicales, de grupos y colectivos, de plataformas sociales para reivindicaciones concretas; nuevamente la burguesía levanta primero al Movadef (Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales), ligado al senderismo. Este movimiento, encabezado por los abogados de Abimael Guzmán Reynoso, pretendió inscribirse como organización política, con la bandera de amnistía general para los involucrados en la guerra de baja intensidad, pero el JNE denegó su pedido. Lo resaltante para el análisis es la cantidad de firmas recolectadas, un poco más de 300 mil, en especial entre la juventud. Indicador de un espacio importante a ser cubierto por la verdadera izquierda revolucionaria. Además de la intención de introducir nuevamente en la mente de la población la falsa idea de izquierda es igual a terrorismo.

Y en segundo lugar, el gobierno inicia una supuesta lucha frontal contra el narcoterrorismo. Supuesta por la importancia económica del narcotráfico en el Perú, mucho más importante económica y políticamente que la minería, pues el narcotráfico es el único programa social eficaz. Su eliminación es mucho decir, el sólo intento de erradicarlo provocaría reacciones violentas en el seno del mismo Estado y convulsiones sociales de envergadura cuyo rumbo nadie podría controlar. Todo escándalo en los que están comprometidos elementos de las fuerzas armadas con el narcotráfico es silenciado, porque es imposible el crecimiento alcanzado de esta actividad sin la complicidad de los estados mayores, y de la propia DEA (Drug Enforcement Administration – Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas).

Protesta popular y respuesta autoritaria militarista

Huelgas, paros, protestas masivas en contra del neoliberalismo a partir del 2001, han sido el preludio de las grandes manifestaciones en defensa del ambiente en las tres regiones naturales del país. Comprendiendo en las plataformas de lucha la exigencia de revisión de los contratos de concesión a las empresas extractivas (mineras y de hidrocarburos principalmente), la eliminación de privilegios fiscales a las transnacionales y el justiprecio por los recursos naturales extraídos. La protesta popular creció exponencialmente sin una organización política revolucionaria que la acompañara.

Sin embargo, la dimensión de la protesta popular es lo suficientemente grande para asustar a la oligarquía financiera internacional, la que realmente gobierna al país, y dicta las medidas a sus operadores políticos desde el presidente al cuidante de un consejo menor, pasando por los decorativos congresistas (con la salvedad de un pequeño grupo de parlamentarios dignos).

La respuesta a la protesta popular es el autoritarismo de Humala – Valdés. Y salvo para algunos académicos y analistas políticos, el autoritarismo se sustenta en la punta de los fusiles, en las fuerzas policiales y militares. No en el incapacitado poder judicial ni mucho menos en los burócratas del poder ejecutivo, ni en los partidos sin militancia real, convertidos en maquinarias electorales.

Valdés está provocando con sus declaraciones y su boicot al diálogo a una exacerbación de los ánimos del pueblo, lo cual justificaría la violencia. Sus llamados al diálogo no son sinceros, pues si el movimiento popular no acepta el mandato gubernamental se corta el diálogo. El EIA del proyecto Conga no será revisado sino sólo evaluado por tres ilustres profesionales sin los méritos para ubicarlos en una categoría, con un plazo cortísimo de un poco más de un mes. Ese desplante al pueblo fue hecho calculadamente con el objetivo de en Cajamarca dar el ejemplo de la implantación violenta del respeto a la autoridad, y evitar la repetición de la Gesta de Junio del 2001 de Arequipa, que paralizó la política de privatizaciones por un buen tiempo. Valdés se ha rodeado de miembros de la CCIA, quienes pedían mano dura a Toledo para develar el movimiento antiprivatista de las empresas de generación eléctrica.

Los gobiernos requieren los servicios de especialistas en control de masas y de la bota militar. Humala prescindió de los especialistas en control de masas, del diálogo, de la manipulación sutil de las masas, de los argumentos para convencer de la validez de sus objetivos, nombrando a un militar como primer ministro. Humala y Valdés tomarán la decisión de cuándo y cómo se dará la orden de disparar contra el pueblo alzado. Responsabilidad política compartida por Alan García y Mercedes Cabanillas en el caso de Bagua. Después de liquidar físicamente el movimiento ambientalista en Cajamarca, Humala retiraría a Valdés.

Débil oposición organizada al militarismo nacionalista neoliberal

En el conjunto del aparato estatal, por cierto, existen voces discrepantes con esta solución violenta a favor de la oligarquía financiera internacional propietaria de las empresas mineras en conflicto. Una minoría de funcionarios como la primera vicepresidenta Marisol Espinoza critican a Valdés por sus declaraciones insultantes a las víctimas del terrorismo de sendero luminoso y del terrorismo de Estado. El presidente del Congreso, Daniel Abugattas, declara ante la prensa extranjera que Yanacocha es una minera muy desprestigiada, coincidiendo con el aumento del número de congresistas opuestos a la salida militarista sangrienta a la protesta popular. Al interior del Partido Nacionalista las bases del norte, la juventud, también optan por deslindar con la salida militarista de Humala – Valdés.

Pero pesa más los intereses y la opinión de la oligarquía financiera internacional , de los pequeños grupos de funcionarios privilegiados con las migajas que reciben del modeló extractivista, fundamentalmente minero, exportador; de la mediana y pequeña burguesía proveedora de insumos a estas corporaciones transnacionales y de las capas de intelectuales empleados por los medios de comunicación y la empresas para publicitar fantasiosos beneficios para la población producto de la explotación de los recursos naturales nacionales por la oligarquía financiera internacional.

En medio de estas circunstancias la izquierda peruana en sus diferentes variantes continúa su avance. Hecho que pone los pelos de punta a la oligarquía financiera internacional expoliadora, a la burguesía extractivista, a la burguesía privilegiada con contratos con las transnacionales, a la capa de intelectuales y profesionales contratados por estas empresas o laborando en los medios de comunicación o en algunas instituciones no gubernamentales al servicio de la oligarquía financiera internacional.

Pero aún la oposición es débil en comparación de la fuerza unida de la oligarquía financiera internacional, de las transnacionales, de la burguesía dependiente de los capitalistas extranjeros, de los profesionales al servicio del gran capital. Es débil organizativa y programática, pero no en su conciencia patriótica de defensa de los recursos naturales y humanos del país, los cuales desesperadamente el gran capital desea saquear como lo siguen haciendo con la riqueza de los pueblos del África.

Su angustia se debe a que la riqueza del Perú y de toda Suramérica, América Central y el Caribe es la solución a la profunda depresión económica de Estados Unidos y de Europa. El nacionalismo neoliberal está dispuesto a entregar esta enorme riqueza a cambio del pan que cae de la mesa de la oligarquía financiera internacional. La izquierda revolucionaria peruana fortalecida por las luchas del pueblo peruano, tiene como principal tarea autorganizarse y organizar al pueblo y clarificar el programa patriótico, democrático participativo, descentralista, de integración de Suramérica, con la América Central y el Caribe, de desarrollo colectivo con honestidad y paz.

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