martes, 16 de julio de 2024

DERECHO DE ELEGIR Y SER ELEGIDO LA DEMOCRACIA DE LA BILLETERA

 


 Año 20 Número 208             Arequipa, 2024, julio 16

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LA DEMOCRACIA DE LA BILLETERA

DERECHO DE ELEGIR Y SER ELEGIDO

Por: Arturo Muñoz

Constitucionalmente todos gozan del derecho de elegir y ser elegidos. El derecho de elegir lo disfrutan todos en el Perú a partir de los 18 años de edad; aunque nos falta ampliar este universo de los electores reduciendo la edad para otorgar la capacidad civil de elegir y ser elegido a los 16 años de edad. El derecho de ser elegido, ese sí, más bien, no lo poseen todos, sólo lo ejercen quienes cuentan con una buena cantidad de dinero (el 10 % de la población), por el alto costo de una campaña electoral.

Al cerrarse el plazo para la inscripción en los “partidos” (empresas electorales u organizaciones criminales electorales lícitas) de los aspirantes a congresistas (diputados o senadores) y a la presidencia y vicepresidencia de la república, la principal preocupación de los propietarios de los “partidos” es conocer con cuánto dinero cuentan los candidatos que se les acercan. No les interesa su propuesta para la comunidad (Plan de Gobierno), su formación, su experiencia, sus obras o realizaciones, ni mucho menos su ética.

Basta con que el postulante muestre su billetera bien llena para aceptarlo como candidato. Es la democracia de la billetera. Por ello, el derecho de ser elegido depende de la cantidad de dinero que contenga la billetera, de allí, que el menú de candidatos va a ser el mismo y con casi la misma gentuza en cada elección. Para ser elegidos muchos candidatos se convierten en testaferros políticos de los propietarios del dinero.

A sabiendas de que sólo los adinerados pueden ser candidatos, la élite del poder le enrostra al pueblo haber elegido mal, le echan la culpa una y otra vez al pueblo por los delincuentes que están en el gobierno y en el Congreso. Es un argumento usado por los opresores para defender la democracia de la billetera: hacen creer al pueblo de que cambiando las personas ya no va a haber corrupción, las obras se harán, la vida va a mejorar; pero, las caras cambian y todo sigue igual, porque los candidatos sean hombres o mujeres, con profesión o sin ella, jóvenes o viejos, ricos o pobres, casi todos son éticamente impresentables, gente sin principios, amantes de hacer fortuna sin trabajar.

Examinemos la inútil Constitución Política, a la que nadie respeta, en especial las élites del poder y sus representantes en el gobierno y en el Congreso. Según los artículos 2 y 31 los pobladores del país cuentan con el derecho de participar en la vida política:

Artículo 2. Toda persona tiene derecho:

17.  A participar, en forma individual o asociada, en la vida política, económica, social y cultural de la Nación.  Los ciudadanos tienen, conforme a ley, los derechos de elección, de remoción o revocación de autoridades, de iniciativa legislativa y de referéndum.

Artículo 31. Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos mediante referéndum; iniciativa legislativa; remoción o revocación de autoridades y demanda de rendición de cuentas. Tienen también el derecho de ser elegidos y de elegir libremente a sus representantes, de acuerdo con las condiciones y procedimientos determinados por ley orgánica.

Es derecho y deber de los vecinos participar en el gobierno municipal de su jurisdicción. La ley norma y promueve los mecanismos directos e indirectos de su participación.

Tienen derecho al voto los ciudadanos en goce de su capacidad civil. Para el ejercicio de este derecho se requiere estar inscrito en el registro correspondiente.

El voto es personal, igual, libre, secreto y obligatorio hasta los setenta años. Es facultativo después de esa edad.

La ley establece los mecanismos para garantizar la neutralidad estatal durante los procesos electorales y de participación ciudadana.

Es nulo y punible todo acto que prohíba o limite al ciudadano el ejercicio de sus derechos.

Vivimos en una democracia ilegal, inconstitucional porque si “es nulo y punible todo acto que prohíba o limite al ciudadano el ejercicio de sus derechos”, de facto, de hecho, la limitación económica al derecho de ser elegido pervierte la democracia, la hace de hecho ilegal porque va en contra del principio constitucional de que nadie debe estar impedido de ser elegido. Las preguntas que a toda persona que desea participar en la vida política le hacen son ¿Cómo vas a financiar tu campaña? ¿Quién va a financiar tu campaña electoral? Es decir, si no tienes dinero no puedes ser elegido porque la campaña electoral cuesta de acuerdo al cargo que uno desee candidatear y al distrito electoral en el que postule. Para regidor de una municipalidad pobre, la campaña cuesta poco; para una municipalidad rica en presupuesto, el monto del gasto es considerable; para gobernador la suma requerida supera varios millones. Y, ni que decir, el costo de una campaña electoral presidencial es ofensivamente multimillonaria.

Justamente por el gasto en sus campañas Keiko Fujimori y Ollanta Humala vienen siendo procesados. Keiko recibió millones de las empresas Odebrecht y Banco de Crédito del Perú para sus campañas electorales, que perdió tres veces. Sin considerar que Odebrecht había corrompido a funcionarios para ganar las licitaciones de obras, entre ellas la carretera interoceánica y el gasoducto sur peruano ¿Qué pidió Odebrecht a Keiko y Ollanta a cambio de tantos millones? Obviamente que le sigan otorgando proyectos. Y el banco buscaba mantener las leyes a su favor en contra de los ahorristas, evitar una severa fiscalización para seguir realizando préstamos usureros, pagando intereses mínimos por los depósitos que ejecutan los ahorristas. Favor con favor se paga.

Para ser candidato hay que vender el “partido” a los millonarios y, así, conseguir los fondos para financiar la campaña electoral. En consecuencia, lo anterior devela otro límite al derecho de ser elegido, no sólo es el límite financiero, también se crea el límite ético. Si nadie regala un sol sin esperar nada a cambio, menos aportarán a un partido sin poner condiciones a la donación. Te doy tanto dinero, pero cuando llegues a la alcaldía, a la gobernación o a la presidencia me lo devuelves con tantas obras. Si el candidato acepta las condiciones del financista cae en la corrupción, pierde su integridad y será un político corrupto más.

No hay financiamiento incondicional, por lo tanto, no hay candidato que al ser financiado no se transforme en un corrupto. Mientras los candidatos estén obligados a gastar poca o gran suma de dinero en la campaña la democracia seguirá degenerando, pues, la billetera es la que manda.  El político deberá obedecer al dueño de la billetera, caso contrario revocatoria, vacancia y cárcel.