sábado, 13 de febrero de 2016

PERÚ: ELECCIONES, DESARROLLO CAPITALISTA Y LUCHA DE CLASES


Año 12 – Nº 173             Arequipa, 2016, febrero 13.           http://candela3.blogspot.com
Por: Arturo Muñoz                                                                            Candela369@gmail.com
PERÚ: ELECCIONES, DESARROLLO CAPITALISTA Y LUCHA DE CLASES
El periodo democrático más largo de la historia republicana del Perú es el actual, el que estamos viviendo, iniciado el 2001, la presidencia será ocupada por cuarta vez consecutiva por un presidente salido de elecciones generales. La democracia peruana nunca tuvo tanta “estabilidad”. Este periodo democrático es producto del proceso de desarrollo capitalista iniciado con el gobierno revolucionario del Gral. Juan Velasco Alvarado (1968 - 1975), que destrabó el crecimiento de las fuerzas productivas con las reformas agraria, minera e industrial principalmente; erradicando la feudalidad y semifeudalidad de la economía y la sociedad peruana.
Pero en lugar de construir un Estado Nacional soberano a partir de las reformas de Velasco, la contrarreforma burguesa de 1975 creo un Estado sumiso al imperialismo estadounidense, con una particularidad importante la independencia relativa en el aspecto militar al comprar armas de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y mantener esa política del sector defensa en los gobiernos posteriores al 29 de agosto de 1975.
Si bien hubo un desmantelamiento continuo de las reformas velasquistas, la reforma agraria, pilar de cualquier impulso desarrollista capitalista, permaneció; la vieja oligarquía agraria latifundista y gamonal no retorno al campo, éste fue tomado por pequeños y medianos capitalistas implantando modernos procesos de producción, el gran capital, salvo excepciones, no está interesado en el desarrollo del agro peruano, sino en la extracción informal de madera de la selva amazónica. El agro sigue postergado.
Fracasado el intento de industrializar el país, los gobiernos desde 1975 a nuestros días convirtieron la economía capitalista incipientemente industrializada en una economía capitalista comercial, de servicios primarios y fundamentalmente extractivista (extracción de materias primas). La poca industria del país quebró y hoy somos un país de revendedores de baratijas producidas en el extranjero y el estado es un mendigo de las transnacionales dedicadas a la explotación de nuestros abundantes recursos naturales por los que nos dan limosnas a cambio.

Alrededor de 9 millones de trabajadores son autoempleados en comercios y servicios y sólo 3 millones de trabajadores son dependientes, una gran parte de estos son empleados públicos. Esta composición de la fuerza de trabajo muestra que el desarrollo capitalista en el Perú no ha creado una sociedad de productores sino de consumidores. 
Con el boom de los precios de las materias primas iniciado el 2003 el nivel de ingreso subió en el país, pero en lugar de utilizar esos pocos nuevos ingresos en crear agroindustria e industria, trabajamos para el inglés, empleamos ese inesperado ingreso en comprar bienes de consumo innecesarios (las ventas de vehículos, de artefactos de línea blanca, hasta de cosméticos crecieron), bienes todos importados porque aquí, en el Perú, ya no producimos nada. Para la burguesía mercantilista el incremento del consumo de bienes innecesarios es la demostración del éxito del modelo neoliberal.
Sobre esta base económica se han realizado los procesos electorales del 2001, 2006, 2011 y este último del 2016 coincide con el fin del boom de los precios de las materias primas. Si concebimos por la experiencia de la historia del capitalismo mundial que la democracia no es un principio inherente ni permanente del sistema capitalista, que la democracia es incluso hasta molesta para los negocios de la gran burguesía, podemos esperar que el fin de la bonanza económica sea también el desastre de la democracia representativa burguesa y que el próximo gobierno vaya adquiriendo la forma de las dictaduras sangrientas usuales en la América Latina del siglo pasado.

La lucha por el mercado de la educación
Un tema recurrente en los candidatos es la educación como clave para el desarrollo.
La educación ha pasado de ser un negocio exclusivo del estado y la iglesia, a ser un negocio en el cual han ingresado miles de capitalistas, es uno de los sectores con el más alto índice de crecimiento de los últimos quince años. Los factores determinantes de este crecimiento son los enormes fondos del narcotráfico que necesitan legalizarse y la expectativa de la población de que con una profesión se puede salir de la pobreza o prosperar aún más. 
Basta mirar la lista de candidatos a la presidencia y al congreso para darse cuenta de la importancia económica del negocio de la educación. Alan García, candidato presidencial por Alianza Popular, justifica sus ingresos con el trabajo en la Universidad San Martín de Porres, propiedad de José Antonio Chang Escobedo, ministro de educación del gobierno de García. Igualmente César Acuña, candidato a la presidencia por Alianza Para el Progreso, es dueño de tres universidades (la más conocida la Universidad César Vallejo). También José Luna Gálvez, financista y candidato al congreso por Solidaridad Nacional, es dueño de la universidad Telesup. En Fuerza Popular encontramos que el secretario general, actual congresista Joaquín Ramirez es dueño de la Universidad Alas Peruanas; entre los más relevantes. Es el mercado de la educación tan dinámico y de grandes beneficios, que el capital bancario se hace presente en él con la compra por parte de Intercorp (corporación de Interbank) de la Universidad Tecnológica del Perú, dinamizando la acumulación, la concentración, la centralización y el posterior dominio por parte del capital bancario de los pequeños capitales, comparativamente, hoy predominantes en el mercado educativo.
Estos otros dos datos permiten comprender mejor el rol de la educación en la economía peruana. En el 2000 un 14% de los estudiantes cursaban estudios en colegios particulares, en una década el 25% de los estudiantes de educación básica regular (inicial, primaria y secundaria) estudian en centros educativos privados (diario La República 31/08/2015). El segundo dato se refiere a la veloz subida de la inversión privada en educación de 6 mil 800 millones de soles el año 2000 a más de 14 mil millones de soles el 2011, representando el 2,8% del PBI (Ideeele Revista Nº 226); a un promedio del precio del dólar el año 2011 de S/. 2,7 tenemos un monto de inversión privada de US $ 5 mil 200 millones de dólares estadounidenses, sólo en un año. 

Es la educación la actividad económica con el más alto grado de competencia entre capitalistas y con una rápida concentración de capitales, habiéndose formado incluso un oligopolio privado en la educación superior universitaria. La incursión en la política de los dueños de las empresas educativas, por lo tanto, es una natural consecuencia de la importancia del mercado educativo. La participación tiene el objetivo de utilizar el estado para promulgar las leyes respectivas e incrementar la cobertura hasta alcanzar el nivel de cobertura de Chile con 63% de los estudiantes matriculados en centros educativos privados, y además conseguir los beneficios dados a los centros educativos privados por los estados de Chile y Argentina a través de subvenciones.
Muchos de los capitales movidos en el sector educativo peruano proviene del narcotráfico atraído por la poca o nula supervisión del estado, lo cual facilita la labor de lavado de dinero ilícito vía estos centros educativos. 
Pero en este proceso electoral tenemos la novedad de la presencia de Julio Guzmán, candidato presidencial por Todos por el Perú, cuyo eje de campaña es la educación, no para combatir la privatización, sino para hacer lobby a los capitales extranjeros, en especial al israelí, por ser la educación una de las maneras más efectivas de ingresar e influir en la sociedad peruana. Sería ingenuo pensar que Guzmán es sólo un simpatizante de Israel y no un lobista de las empresas israelíes, tanto educativas, pues el sistema educativo ha hecho que Israel se convierta en el 2º ecosistema emprendedor entre los 20 más potentes del planeta (javiermegias.blogspot.com), como también de las empresas militares israelíes.

Crecen los conflictos
En la lucha entre los capitalistas por ganar los mercados peruanos, como por ejemplo el ya expuesto anteriormente, el mercado educativo peruano que mueve varias decenas de millones de dólares, los viejos aparatos o mejor dicho los armatostes de la burguesía como la Apra, el PPC (unidos en Alianza Popular) y los carcamanes lobistas como PPK, son desperdicios de los cuales los empresarios modernos deben deshacerse para poder triunfar sobre sus competidores. Los conflictos entre capitalistas son intensos, y lo serán mucho más cuando Estados Unidos aplique con mayor intensidad el plan para recuperar el terreno perdido en América Latina y en especial en el Perú, en todos los campos. 
El capital monopólico no tiene escrúpulos para usar cualquier medio en la lucha por el mercado. En este proceso electoral un indicio nos da una rápida vista a la hoja de vida de la plancha presidencial de la empresa electoral Todos por el Perú; el candidato presidencial Julio Guzmán, estudió en la Universidad de Georgetown y en la de Maryland de Estados Unidos, su vicepresidenta Carolina Lizárraga Houghton estudió en la Universidad de Yale y la otra vicepresidenta Juana Maura Umasi Llave siguió un diplomado en el CAEN; y es una costumbre muy estadounidense captar sus cuadros políticos entre los estudiantes extranjeros y entre personas ligadas a las fuerzas armadas. En toda América Latina los ex alumnos de las universidades estadounidenses juegan un rol vital en los planes de las empresas estadounidenses, en los planes del imperialismo para desestabilizar los gobiernos progresistas, para recuperar el terreno perdido ante China, la nueva potencia en ascenso; tal es el caso de Leopoldo López en Venezuela, quien fuera captado como agente estadounidense cuando fue estudiante en el Instituto John F. Kennedy, dependiente de la Universidad de Harvard.


Por su parte el movimiento popular no está preparado para enfrentar los nuevos retos de esta nueva etapa capitalista de la globalización imperialista neoliberal. Etapa en la que la división internacional del trabajo ha designado al Perú el rol de proveedor de materias primas, primordialmente minerales. 

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