Año 12
– Nº 182 Arequipa, 2016, junio
05. http://candela3.blogspot.com
Por:
Arturo Muñoz
Candela369@gmail.com
EL FUTURO DEL PERÚ DEPENDE DE SUDAMÉRICA (3)
ELECCIONES PERÚ: UN FINAL OBLIGADO
¡PPK Revolución!
¡Arequipa Dignidad! Coreaban los asistentes al mitin de cierre de campaña en la
ciudad sureña peruana, Arequipa, el jueves 2 de junio del candidato Pedro Pablo
Kuczynski. Horas antes en Villa El Salvador, distrito emblemático para la
izquierda peruana, Keiko Fujimori iniciaba su discurso campañero electorero final
agradeciendo haber nacido en el Perú, cuna del poeta comunista César Vallejo,
del izquierdista literato José María Arguedas y de la lideresa mariateguista María
Elena Moyano. Tanto PPK como Keiko Fujimori son los símbolos del neoliberalismo y de
la corrupción, los diferencia la estrecha vinculación de los fujimontesinistas
al narcotráfico, no el respeto a la democracia, para ambos la democracia es
sólo una palabra usada para ganar votos.
Finalmente el mejor
escenario para el pueblo peruano es PPK en el ejecutivo y el fujimorismo
controlando el legislativo, bajo una constitución presidencialista los “enfrentamientos
de poderes” serán inevitables. En el capitalismo nunca existe equilibrio de
poderes, porque la inestabilidad es la regla de las sociedades divididas en
clases.
Por ello, resulta
altamente significativo que tanto PPK como Fujimori hayan recurrido a los
paradigmas de la izquierda para ganar votos en el último tramo del camino a la
presidencia, confirmando por enésima vez la necesidad de hacer la campaña
electoral por la izquierda y gobernar para la derecha. El neoliberalismo
peruano para continuar vigente 5 años más debió camuflarse de izquierda y a
partir del 28 de julio, tan seguros como el sol sale todos los días, aplicarán
medidas diametralmente opuestas a sus discursos electorales.
Hoy, 5 de junio, los
resultados favorecen a PPK por un punto porcentual, alrededor de 100 mil votos.
Fujimori guarda una esperanza de ganar cuando lleguen los votos de los sitios
lejanos, en los cuales su padre conseguía “misteriosamente” obtener casi la
totalidad de la aceptación de la población rural.
Este ha sido el
final impuesto, obligado, PPK versus la Fujimori, a los electores por los mecanismos estatales de
la burguesía (JNE, ONPE, RENIEC) encargados de limpiar el camino a los
candidatos de su preferencia, Alan García y PPK. Para mal del imperio
estadounidense García no despegó y la Fujimori ocupó su lugar desde el inicio complicando
el proceso electoral; esa complicación fue reducida con las declaraciones del
agente de la DEA, Jesús Vásquez, implicando al secretario general del
fujimorismo Joaquín Ramírez en el lavado de 15 millones de dólares de la
Fujimori, una de las causas por las que Ramírez está siendo “investigado” por
el imperio. Sin embargo, la inusitada declaración de Vásquez no fue suficiente
para obtener el triunfo en favor de su predilecto PPK; de allí la recurrencia
al discurso izquierdista, a las fáciles promesas a los electores de satisfacer
sus demandas, principalmente al electorado de las regiones conflictivas. Si no interviene
una mano narco militar montesinista el resultado dado a conocer hoy es el
definitivo.
El mejor escenario
Lenin enseñó a
saber aplicar las leyes de la política, una de ellas la ley del mal menor o del
mejor escenario para continuar la batalla. Y ese mal menor o mejor escenario
para el pueblo peruano es el triunfo de PPK, no lo es para los gobiernos
reformistas o progresistas de la región, entre Macri, Temer, Peña Nieto y PPK
no hay diferencias ideológicas ni políticas. PPK está por la intervención imperial
a Venezuela, por aislar a la Bolivia Plurinacional, por seguir en la Alianza
del Pacífico, por firmar el TPP, por favorecer a las AFP, por sacar si o si los
proyectos mineros. Lo mismo que la Fujimori hubiera hecho, con la diferencia de
que la ligazón de PPK con el narcotráfico es menor, de que el fujimorismo hoy, domingo
5 de junio, ha declarado de que no hubiera permitido la existencia de la
izquierda, ni las protestas sociales, de que usaría a las fuerzas armadas para
combatir al pueblo en sus justas protestas (porque al fin y al cabo el
fujimorismo está identificado históricamente con los delincuentes, los corruptos
y los narcotraficantes, por lo que nunca iba a luchar contra estos males
endémicos).
Repasando cuantas
veces la izquierda ha aplicado la regla del mal menor o del mejor escenario,
hasta ahora nos ha permitido crecer, avanzar. Desde la derrota estratégica del
golpe cívico militar del 5 de abril de 1992, participamos en las elecciones al
Congreso Constituyente Democrático con el Movimiento Democrático de Izquierda
(MDI), logrando frenar en parte la ofensiva reaccionaria en contra del pueblo y
la izquierda. En 1995 lo hicimos con Unión por el Perú, liderada por Javier
Pérez de Cuellar, ex secretario general de la ONU, en cuyas listas participamos
minimizados por la orientación conservadora de Pérez de Cuellar. En el gobierno
de transición del acciopopulista Valentín Paniagua, el 2000, algunos ministros
y funcionarios fueron de izquierda o progresistas. El 2001 en Perú Posible de
Alejandro Toledo la “izquierda moderada” ingresó al parlamento y alguno que
otro ministerio. Para el 2006 aparece el Partido Nacional con un discurso
radicaloide etnocacerista (para l@s revolucionari@s fuera del Perú lo definiríamos
como una mezcla de nacionalismo, remembranzas del Imperio Incaico y rescate enfermizo
de un sentimiento antichileno con la figura de Cáceres); la izquierda debió
pasar por este calvario sin casi lograr nada el plano público. Ya el 2011 el
Partido Nacionalista integra orgánicamente a un sector de la izquierda
oportunista, pero a los pocos meses de gobierno es expectorada de los cargos
públicos. En cada ocasión la izquierda se fue fortaleciendo en todas sus
variantes y el movimiento social fue recuperando su organicidad y su rol en el
escenario político.
Hoy la izquierda cuenta
con dos organizaciones propias inscritas en el JNE expeditas para participar en
las elecciones del regionales y municipales del 2018 y las presidenciales y
congresales del 2021: Perú Libertario y el Frente amplio. La derrota estratégica
se viene lentamente revirtiendo. Ese avance la izquierda, sostenido por el
movimiento social en alza, es lo que el fujimorismo quiere destruir. Por ello
el mal menor o el mejor escenario es el triunfo de PPK.
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