sábado, 26 de octubre de 2024

LA DEMOCRACIA DE LA BILLETERA IV LA CADENA TRÓFICA EN POLÍTICA

 

Año 20 Número 211           Arequipa, 2024, octubre 26

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LA DEMOCRACIA DE LA BILLETERA IV

LA CADENA TRÓFICA EN POLÍTICA

Por: Arturo Muñoz

"El hombre inventó la bomba atómica, pero ningún ratón en el mundo construiría una trampa para ratones." Albert Einstein.

“Si un mono acumulase más bananas de las que puede comer mientras otros monos mueren de hambre, los científicos estudiarían al "acumulador" por su extraño comportamiento. Cuando los humanos hacen lo mismo, los colocamos en la portada de Forbes, la famosa revista de negocios”.

Emir Simão Sader.

Filósofo, psicólogo y politólogo brasileño.

Para sobrevivir el ser humano mata diariamente millones de otros seres vivientes, plantas y animales. Mata para comer, para alimentarse. La humanidad es parte de la cadena alimenticia de los seres vivos. Sobreviven los más fuertes, los más aptos. La humanidad no nace ni buena ni mala, nace con el instinto de matar a otros seres vivos para alimentarse. La humanidad no produce su propio alimento, no es autotrofa; las plantas sí producen su propio alimento por la fotosíntesis o la quimiosíntesis.

El ser humano mata para sobrevivir, por necesidad, a otros organismos (plantas y animales); este instinto propio de los seres vivos consumidores, en el humano degenera, y mata sólo por el deseo de poseer más que los demás, de robar a la comunidad para obtener cosas que lo hagan sentirse por encima del resto de seres.

En las cadenas alimenticias los organismos se dividen en productores (que producen su propio alimento) y en consumidores (se alimentan de otros organismos). Al final de la cadena alimenticia se ubican los descomponedores (bacterias, hongos), encargados de fragmentar los residuos orgánicos.

Así como en la cadena alimenticia encontramos organismos productores, consumidores y descomponedores, en la sociedad humana también existe esta división. La mayoría de la humanidad se dedica a producir, a la agricultura, a la producción fabril; a la vez son consumidores de sus propios productos. Una minoría de la humanidad sólo son consumidores - descomponedores.

En la última categoría de los consumidores – descomponedores encontramos a los que se dedican a apropiarse de la producción de la inmensa mayoría de la humanidad. Las bacterias en las sociedades humanas son los delincuentes. La delincuencia adquiere diversas formas, están en todo el tejido social. Los delincuentes pueden ser empresarios, políticos, trabajadores, militares, policías, pescadores, vendedores, comerciantes, choferes, solo delincuentes: ladrones, asesinos. En cualquier actividad humana hay delincuentes.

Delincuencia, por lo tanto, no es un concepto jurídico, el cual se limita a tipificar el comportamiento de un individuo de acuerdo al Código Penal. En este caso es un concepto social, son los individuos que en la cadena social se apropian del trabajo de otros individuos; incluso con el permiso de la ley. Los delincuentes sociales no creen que están cometiendo un delito. Por ejemplo, los médicos que anteponen el dinero a curar al enfermo, sienten que es permitido cobrar sumas excesivas por aplicar sus conocimientos, que la finalidad de su profesión es obtener una enorme ganancia a cambio de sanar al enfermo. La ley no establece un monto a cobrar por el servicio del médico, el precio por el servicio médico legalmente depende del mercado. El médico puede legalmente quitarle todos sus bienes acumulados al paciente a cambio de restablecer su salud.

En el campo de la política es más fácil identificar al delincuente. Es menos común encontrar políticos que crean que el objetivo es enriquecerse con el dinero de los contribuyentes. La política es la actividad humana más transparente en cuanto a sus objetivos. Incluso el concepto liberal de la política es sumamente claro en definirla como un servicio a la comunidad, el político es un servidor público, cuyo objetivo es el “bien común”.

Pero como en toda actividad humana existen bacterias – delincuentes, en la política, dentro de la democracia representativa, los candidatos son los descomponedores, las bacterias, de la cadena social. Son una ínfima minoría de la sociedad. En el Perú no pasan de un poco más de 200 mil individuos con capacidad económica para ser candidatos. Una minoría insignificante que posee el derecho a ser elegida, pues el universo de ciudadanos peruanos es de un poco más de 25 millones.

En la cadena trófica las bacterias son las más numerosas. En un litro de agua de mar hay millones de bacterias. En la cadena social - política son escasos los delincuentes, en comparación con el número de personas de una sociedad, sin embargo, son quienes poseen el poder. A diferencia de que, en las cadenas tróficas marinas u otras las modificaciones dependen de la evolución, en las cadenas social – políticas los cambios dependen de las decisiones del propio organismo social.

DEGENERACIÓN DEL INSTINTO DE SUPERVIVENCIA

De alguna manera, la frase de Federico Nietzsche, que es el título de una de sus obras, Más allá del bien y del mal, sugiere que quedarse en la dicotomía de bueno o malo es anticientífico, antifilosófico. Los adjetivos bueno o malo sirven para una instrucción en el sentido común, pero no para formar conceptos basados en un análisis científico.

Siguiendo la sugerencia de Nietzsche, el comportamiento de las bacterias políticas, de los candidatos que luego se convierten en autoridades elegidas, responde al instinto de supervivencia con el primer complemento de la capacidad de raciocinio. Los animales poseen capacidad de raciocinio, pero no en el grado de los humanos. Y con un segundo complemento, las emociones. Es poco probable que los animales actúen por maldad, aunque hay pruebas de acciones solidarias entre ellos.

Hasta este momento de la historia casi no existen bacterias políticas pensantes sobre el futuro de la humanidad. Los políticos aspiran a los cargos públicos odiando la teoría, son pragmáticos, se proponen metas para el instante, sin medir sus consecuencias. Es muy difícil encontrar en los planes de gobierno consideraciones sobre el futuro de la humanidad, no se encuentran variables climáticas, variables sobre la destrucción de las especies, sobre la explotación entre humanos. Sólo desean ser más eficientes que sus competidores en gastar el dinero de los contribuyentes, en devastar los mares y las tierras, como lo hizo Europa y lo hace Estados Unidos.

Porque las bacterias políticas son intrínsicamente corruptas. La acumulación de riqueza por la acumulación es lo que estimula a las bacterias políticas a postular a cargos públicos. Al estar al final de la cadena trófica social – política, los candidatos descomponedores, destruyen las instituciones que la sociedad ha construido a lo largo de siglos. La democracia, la libertad social, la igualdad social, que se han perfeccionada en varios milenios y continúan mejorando por acción de las organizaciones comunitarias, son retrotraídas a la época en que la humanidad vivía en cavernas.

Milei, la versión condensada del fujimorismo, del uribismo, del trumpismo, del bolsonarismo, del sionismo, es el exponente más resaltante de esta tendencia cavernícola de bacterias políticas. Su permanencia en el poder conducirá inexorablemente a la humanidad a su extinción, a una catástrofe ocasionada por la mano de delincuentes de toda clase y tipo.

OTRA CONCEPCIÓN DE LA POLÍTICA

Enrique Dussel en 20 tesis sobre política señala “que el noble oficio de la política es una tarea patriótica, comunitaria, apasionante. Es verdad que la actividad política se ha corrompido en gran medida, en particular entre los países poscoloniales, porque nuestras élites políticas desde hace quinientos años han gobernado para cumplir con los intereses de las metrópolis de turno (España, Portugal, Francia, Inglaterra y hoy Estados Unidos). Considerar a los de abajo, a la comunidad política nacional, al pueblo de los pobres, oprimidos y excluidos, es tarea que cuenta con poca prensa y prestigio.”

Dussel encuentra el ángulo progresivo de la política, como instrumento de cambio de las condiciones de degeneración en las que está la sociedad actualmente. Un añadido a lo expresado por Dussel es que antes de plantearse una política es obligatorio conocer la realidad, como decía Trotsky: “Pero la vida no se inventa. Se la puede construir a partir de elementos existentes, susceptibles de desarrollarse. Es por lo que, antes de construir, hay que conocer lo que existe; no solamente cuando se trata de influir en la vida cotidiana sino, en general, en cualquier actividad consciente del hombre. Hay que saber lo que existe y en qué sentido se opera el cambio de lo que existe, a fin de poder contribuir a la edificación de la vida.”

Las bacterias políticas abandonan este aspecto de la política, el relacionado al cambio de las condiciones existentes, y al ser descomponedores políticos actúan pragmáticamente, sin considerar las consecuencias de sus actos. Hay que concentrarse en erradicar a las bacterias políticas del escenario político nacional, abriendo caminos para que los productores políticos asuman los cargos públicos. Aquellos que han demostrado en los hechos capacidad para gestionar el progreso de la sociedad.

El derecho de ser elegido tiene que ser entregado a personas con talento, con formación teórica sólida, con planes reales para construir una nueva sociedad, acorde con el momento actual de crisis ecológica, para frenar la acumulación de riqueza de manera irracional en una élite guerrerista, y cumplir con el primer deber de un gobernante: alimentar a su pueblo

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