Por:
Arturo Muñoz
Candela369@gmail.com
LA LUCHA POPULAR Y EL PROCESO ELECTORAL
Sea cual sea la próxima
presidenta o el próximo presidente el movimiento popular seguirá en ascenso. En las entrañas de los valles los agricultores, los peones,
organizan nuevas y más fuertes protestas contra la ausencia de políticas
agrarias claras, la falta de financiamiento al agro, el alto costo de los
insumos, la carencia de directrices y fondos para la innovación tecnológica, el
nulo compromiso del estado con la agroindustria. Y lo más grave, la creciente
contaminación de los ríos por la desregulada y sin fiscalización actividad
minera. Existen otras fuentes de contaminación aparte de la minería; por
ejemplo, los deshechos de las ciudades vertidos en los ríos o los productos
químicos usados por la agricultura; pero es la contaminación minera la más
agresiva y la menos aceptada por la población, pues todo se lo llevan gratis
dejando desiertos a su paso.
Estas presentes y futuras
protestas van a necesitar de organizaciones gremiales sin direcciones
oportunistas, incapaces de vender los intereses de sus asociados al enemigo de
clase, o de llegar a acuerdos para debilitar la lucha del campo en favor de las
transnacionales mineras, firmes en los principios colectivistas con los cuales
formar a los numerosos destacamentos de agricultores y peones de los valles para
derrotar a la nueva oligarquía financiera y minera, responsable del atraso del
país, del saqueo inmisericorde de los recursos naturales.
Ni en Conga, ni en el
Valle de Tambo, ni en Espinar, ni en Santa Ana, ni en la Amazonía debe
permitirse siquiera pisar la tierra a los representantes de la nueva oligarquía
financiera y minera, causante de las decenas de víctimas, de la más cruel
represión contra mujeres, niños y ancianos, que sólo policías y militares alcoholizados
y drogados pueden cometer. Basta ver el comportamiento del hermano del policía
enigmáticamente muerto Alberto Vásquez en los enfrentamientos en el Valle de
Tambo, quien aprovechando de la indefensión de la viuda se ha apoderado de los
bienes y de la pensión de su hermano. Hoy la viuda sale a los medios de
comunicación exigiendo justicia. Si así se comportan con las personas cercanas
a ellos no es raro el inhumano comportamiento con personas a las cuales ven
como enemigos, y por ganar el dinero de las empresas mineras están dispuestos a
violar los más elementales derechos humanos.
Oposición firme al neoliberalismo
Hay que diferenciar entre
una posición radical, que va a la raíz de los problemas, de la posición ultra,
que busca la confrontación por la confrontación. En esencia la posición del nacionalismo era una posición
ultra, de confrontación de todos contra todos, mezclando las luchas raciales
con las luchas en defensa del medio ambiente, de la lucha de los pobres por
mejores condiciones de vida con las luchas por mayores libertades democráticas,
por ello todas sus acciones terminaron en rotundos fracasos, no permitiendo el
avance del movimiento popular, y muy por el contrario ha fortalecido la posición
de la banca y la minería en los cuatro años y medio de gobierno humalista.
Una oposición radical al
neoliberalismo va a la esencia del mismo, a explicar que es la expresión última
del capitalismo, de la
forma como unos pocos, el 1% de la población se apropia de la riqueza de toda
una nación, de los 7 mil millones de seres del mundo. La oposición radical reconoce
la existencia de una clase, la burguesía financiera minera como la causa de los
males del Perú; y por el otro lado la existencia de clases sociales oprimidas,
explotadas por la burguesía financiera y minera. Éticamente el deslinde se da
por quienes sostienen con sus actos el dominio, la explotación de la burguesía
financiera y minera, de quienes la combaten en las calles y en los valles. Es
ético todo aquello que favorezca la caída, el derrumbe de la burguesía
financiera y minera y es antiético todo aquello que permita que su dominio
continúe.
Deben saludarse a quienes
hoy luchan en el terreno electoral y plantean un claro deslinde con las políticas
privatizadoras de los servicios públicos, contra el robo de las pensiones de
los jubilados por las AFP, por el incremento de los impuestos a las empresas
mineras y la cancelación de los proyectos mineros que dañan el ambiente, por el
desarrollo de la agroindustria y el destino de mayor presupuesto a la
innovación de las técnicas agropecuarias, dejando de lado la revolución verde y
su sustitución por la agroecología. Debe apoyarse a las candidatas y candidatos
que planteen la unidad latinoamericana frente a la agresión del imperialismo
estadounidense, que defiendan el derecho de los pueblos a libre
autodeterminación zanjando con la política de intromisión guerrerista de los
países capitalistas imperialistas que están conduciendo al mundo a la tercera
guerra mundial.
Apoyo crítico a los frentes de izquierda
La precariedad de la
representación de la izquierda ya es un lugar común. Asumir una abierta crítica
a los intentos de conformar frentes electorales por los grupos de izquierda
resulta una propuesta favorable a la burguesía financiera y minera, sino
sacamos las conclusiones de lo que significa precariedad de la izquierda. Primero, porque fundamentalmente nosotros somos los
responsables de la situación en que nos encontramos, y remarco fundamental
porque también han existido factores externos, la represión al movimiento
popular, los 70 mil muertos en la guerra interna; etc. En las coplas venezolanas se canta: la culpa
no es del que lanza el lanzazo, sino de quien no lo retruca; y esta tiene el
mismo significado de la copla cajamarquina: que culpa tiene la pata que patea
el trasero que se deja patear. Está en la labor diaria, constante, persistente
de los revolucionarios el cambiar la situación precaria de la izquierda; la
condición de debilidad es debida principalmente a la acción errada nuestra de
haber abandonado el trabajo de masas, de pensar que del cielo caerá todo y que
basta rezar para que la izquierda sea nuevamente la fuerza gravitante de los
años setentas y ochentas del siglo pasado.
Segundo, en medio de esta
precariedad, de la cual queremos y debemos salir cuanto antes, nos encontramos
con los esfuerzos del Frente Amplio, de Unidad Democrática, de Perú Libre –
entre otros - en la lucha electoral. Y hay que
saber valorar estos esfuerzos, pues desde 1990 los izquierdistas hemos tenido
que en grupo o individualmente sumarnos a las organizaciones de aventureros
pequeñoburgueses, que finalmente terminaron traicionando al pueblo que los
eligió y nosotros siendo separados del gobierno. Esa es la precariedad de la
izquierda de la que hablamos y de la que estamos obligados a salir.
Cuando nos sumamos a esos
proyectos que no eran nuestros fuimos (algunos, no todos) claros en señalar las
diferencias con esos proyectos, asumimos una posición crítica y luego de
oposición radical a esos proyectos pequeñoburgueses absorbidos después del
triunfo electoral por la burguesía financiera y minera. Pero en esas
circunstancias era necesario intervenir en el proceso electoral con candidatos
de izquierda aunque sea subordinados a la pequeña burguesía. Votamos por
nuestros candidatos, los pusimos en el parlamento, pero la precariedad se
expresó también en la debilidad ideológica y programática de nuestros
representantes, quienes fueron incapaces de construir una alternativa
revolucionaria.
Tercero, en este punto de
la exposición hay que aclarar un aspecto, la participación en los procesos
electorales no es una cuestión de principio; la vía
electoral para la construcción de una sociedad colectiva es optativa; pero la debilidad
ideológica de la izquierda, la precariedad teórica, hizo atascarse a un gran
número de izquierdistas en la vía electoral y en la priorización de esta vía
para la revolución social. En el periodo posterior a las elecciones la
izquierda entenderá por las buenas o las malas, por la experiencia propia y por
la experiencia internacional, cuando saque las garras fascistas la burguesía
financiera y minera para ejecutar los proyectos mineros y otros utilizando al
destacamento armado militar policial para reprimir a los pueblos opositores al
saqueo imperialista, a la contaminación de los valles por la minería; la
izquierda entenderá la importancia de estar preparados para todo tipo de lucha.
Cuarto, esta insoportable
precariedad de la cual debemos salir cueste lo que cueste pone dificultades a
vencer a cada paso a los consecuentemente izquierdistas. El Frente amplio, la Unidad Democrática, Perú Libre y los demás
grupos aunados en torno a estos frentes carecen de la fuerza para dar el salto
de la unidad electoral a la unidad revolucionaria. El oportunismo es la principal desviación en los integrantes de
estos frentes electorales. Tienen un pie en la
derecha y el otro pie en la izquierda. Por un lado temen romper con la
burguesía financiera y minera y por el otro lado sienten pánico de ser
confundidos con las experiencias latinoamericanas antiimperialistas en Venezuela,
Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua.
La agresión del
imperialismo estadounidense es tan evidente a los ojos de la gente objetiva,
sin prejuicios pequeñoburgueses, en contra de los pueblos y gobiernos
antiimperialistas; sin embargo, son incapaces de expresar su solidaridad con
esos pueblos y gobiernos. Ante sus ojos las acciones militares imperialistas
ocurren cada día y no exigen detener el inicio de una tercera guerra mundial, a
pesar de que el propio Papa Francisco ya lo ha hecho.
Aunque lo más grave es
su silencio, salvo excepciones, ante los sangrientos acontecimientos en Conga, en
Santa Ana, en Bagua, en Espinar, en el Valle de Tambo. Estos frentes son
precarios ideológica y políticamente, pero son lo único que existe, con todos
los graves defectos que les podemos encontrar.
Por ello, a diferencia del
duro tratamiento a los proyectos pequeñoburgueses en los cuales nos embarcamos
con mayor o menor compromiso, la posición ante la unidad buscada en estos
frentes es de ser críticos, de exigencia de que avancen hacia posiciones consecuentemente
revolucionarias.
Al ser frentes electorales
vamos a ver acercamientos y alejamientos entre los grupos, como el acercamiento
al Partido Humanista y luego su alejamiento; o en los últimos días las
dificultades de Unidad Democrática para elegir su candidato. Este
comportamiento es natural en los frentes electorales, y en cualquier frente de
izquierda y de derecha. Mas lo importante es llegar a juntar a la mayor
cantidad de grupos de izquierda para enfrentar a una derecha sin rumbo y sin
candidatos, a una derecha en casi el último grado de degeneración, compuesta
por candidatos con un común denominador, su filiación a la anti ideología del narcotráfico
y al plan del imperialismo estadounidense de destrucción de la unidad de los
pueblos latinoamericanos, a la derecha rejuntada en empresas electorales financiadas
por el narcotráfico.
Este nuevo ciclo de auge
popular que vivimos y viviremos por muchos años más exige de cada uno de
nosotros toda la paciencia para aguantar, para soportar las idas y venidas, y
con paciencia derrotar al oportunismo y superar el estado de precariedad de la
izquierda. El
Frente amplio, los integrantes de Unidad Democrática (especialmente el núcleo
de Únete), Perú Libre y el conjunto de grupos dispuestos a enfrentar a la
oligarquía financiera y minera, tienen la responsabilidad de fortalecerse
expulsando a aquellos cuyo comportamiento es indudablemente de derecha.
Luchamos por un Gobierno Patriótico
y Democrático y esta lucha no se agota ciertamente el 2016, pero cada día hay
que luchar con todas nuestras fuerzas para conseguir nuestro objetivo.