Año 12
– Nº 184 Arequipa, 2016, septiembre
05. http://candela3.blogspot.com
Por:
Arturo Muñoz
Candela369@gmail.com
MARCHA DE LOS VALLES DEL PERÚ (I)
PPK, un paso al más
allá
Si de algo debemos estar seguros es que el gobierno de PPK es un
paso más al abismo. Apenas iniciado su gobierno los precios de las medicinas y los
alimentos subieron un 25 % en promedio, mientras los precios de las casas y los
automóviles bajaron un 10%; es el síntoma del frenazo de la economía, la gente
no tiene dinero para comprar artículos no indispensables para vivir,
mientras los empresarios que venden los artículos esenciales para la vida los
aumentan, así incrementan sus ganancias antes de la
quiebra general de economía peruana en un futuro cada vez más cercano.
PPK
repite lo de siempre de los capitalistas cuando entra el sistema en crisis,
necesitamos ajustarnos los cinturones; mejor dicho, el
pueblo tiene que ajustarse el cinturón. Lo ha anunciado, a fin de año
miles de trabajadores estatales serán despedidos, los sin estabilidad, los con
contratos chatarra, los cas, los independientes sin militancia fujimontesinista
o aprista, serán los primeros. Para evitar la protesta de los despedidos
estatales, como en Argentina, han infiltrado entre los
empleados estatales unos miles más de esquiroles fujimontesinistas y apristas.
Dos sectores están en la mira, salud y educación. Hasta ahora no tocados por las
reingenierías aplicadas en el Estado desde 1990. Alrededor de 350 mil docentes
en el sector público, a quienes les prometió aumentarles el sueldo, promesa
incumplida en el presupuesto del 2017, al no incluir la partida para realizar
el aumento. Y un promedio de 130 mil trabajadores y profesionales en el sector
salud estatal (MINSA); a los que se suman otros 50 mil trabajadores de EsSalud
(entidad paraestatal), constantemente en paralizaciones por mejoras salariales
y de condiciones laborales.
Despedir en una economía desacelerada es aumentar el caldo de
cultivo de la delincuencia, pues la burocracia peruana resalta por el grado de
corrupción, lo
cual echará al tacho de basura cualquier estrategia de disminuir la
criminalidad. Los trabajadores y profesionales de
la salud y de educación sin consciencia social, sin valores, sin organización
gremial y, mucho menos, sin formación política, responderán limitadamente la
agresión de la derecha neoliberal, que controla el ejecutivo y el legislativo.
A los despidos en el sector público hay que sumar los del sector
privado. El
gobierno de PPK va a terminar de dar todas las facilidades a los capitalistas
para reducir el costo de los despidos. Cientos de fábricas con trabajadores
estables, con derechos, van a cerrar y reabrirán con trabajadores con salarios
africanos. Ese es el camino emprendido por Aceros
Arequipa.
Como fichas de dominó caerán los empleos precarios en los sectores
de servicios y comercio.
Los inmediatamente afectados serán los taxistas, al verse reducida la demanda
de clientes. Durante 10 años las tarifas de las carreras de taxistas se han incrementado en un 100%, aun así las
subas han sido soportadas por los clientes sin afectar las utilidades de los
choferes de taxis. Pero al reducirse el número de trabajadores estatales y
privados consecuentemente también disminuirá el número de servicios,
reduciéndose el tamaño de la torta a repartirse entre un crecimiento número de
taxistas. Esta reducción afectará a la mayor parte de trabajadores
independientes en la región Arequipa, por ejemplo, en la cual el 60% de la PEA
esta en los sectores servicios y comercio.
Ese
es el panorama de la continuidad del capitalismo neoliberal por el gobierno de
PPK para los trabajadores. La dimensión desconocida del
desempleo, alejada de la mente de los trabajadores en el periodo de las vacas
gordas de los precios elevados de los commodities (minerales, materias primas),
acecha en el futuro cercano y caerá como rayo en cielo sereno agarrándolos desprevenidos
como lo ha hecho con los trabajadores de Aceros Arequipa.
Recién en ese momento entenderán lo errado de haberse alejado de la
política,
de la indiferencia mostrada ante la lucha contra la
contaminación ambiental (en especial del agua), a las explosiones de los
pueblos por defender el agro como fuente de trabajo seguro para millones de
familias frente al saqueo de las transnacionales mineras. El rechinar de
dientes será tan fuerte y tan impotente ante un estado opresor con leyes dictadas
por García y Humala, que santifican la impunidad policial y militar si disparan
contra el pueblo en justa protesta.
Pero nunca es tarde para organizarse, para luchar, para estudiar las
alternativas políticas, para construir un partido de los trabajadores del campo
y la ciudad.
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