Asia
retoma hegemonía y el Perú debe adecuarse
UN
NUEVO PERÚ EN UN MUNDO NUEVO
Por: Arturo Muñoz
Dos episodios fueron de
suma importancia a la sociedad occidental: el hallazgo de la ruta a Asía por el
Cabo de Buena Esperanza en 1488 y el “descubrimiento” de América en 1492; porque
gracias al oro y la plata de América los europeos pudieron ingresar al mercado
mundial, y porque gracias a la nueva ruta por el extremo sur de África tuvieron
autonomía para ir a Asia sin pasar por los países del cercano y mediano
oriente. Así Europa se integró al mercado mundial, hegemonizado en ese periodo por
Asia, explotando los recursos naturales de América y África y esclavizando a
las poblaciones aborígenes de ambos continentes. Sobre los cadáveres de
millones de indígenas Europa y luego Estados Unidos pasaron de la marginalidad
en el mercado mundial a ser las economías hegemónicas a mediados del Siglo XIX.
La actual opulencia de Europa y Estados Unidos se cimenta en la explotación de
los pueblos americanos, africanos y asiáticos.
Aún no han transcurrido
200 años del predominio de la sociedad occidental y Asia vuelve al escenario
mundial, con China convertida en la fábrica del mundo y sumando 2/3 (dos
tercios) de la población del planeta lo que la afianza como el mayor mercado del
mundo. Por ello, los gobiernos de América Latina, desde inicios del presente
milenio, apartaron sus ojos de Europa y Estados Unidos y los redirigieron a
Asia. No por voluntad propia, sino por la fuerza de los hechos. Pues el
principal socio comercial en el mundo del Perú es China. Y la influencia de
China, de Corea del Sur, de la India, en general de Asia sobre la sociedad
peruana se refleja en la presencia del maoísmo preeminente en los partidos de
la izquierda de los años 60 y 70 del siglo XX, en el posterior ingreso masivo de
mercancías asiáticas por los años ochenta del siglo pasado y, en el presente,
por la existencia de miles de tiendas con mercancías procedentes de Asia.
Pero Asia no es una
unidad. Japón es la oveja negra de la familia asiática. Los japoneses optaron
por aliarse con Estados Unidos y Europa antes que con el continente asiático.
La economía japonesa de ser la segunda economía después de Estados Unidos ha
sido relegada a un lugar por debajo del quinto puesto. De allí que la alternativa
Fujimori, que el liderazgo japonés en Perú, de la derecha pro occidental haya
perdido tres elecciones seguidas. Japón, Estados Unidos y Europa han perdido el
control económico de la sociedad peruana.
La última pérdida de la
chica japonesa frente a Castillo es lapidaria. Un candidato, Castillo, sin
partido, sin propuesta programática, sin cuadros técnicos, sin dinero, con una mínima
ideología, le ganó a una organización, Fuerza Popular, acusada encima de ser
organización criminal, apoyada por todos los poderes fácticos, con millones de
dólares, en alianza con todas las empresas electorales de la derecha y la
ultraderecha. Esta cataclísmica derrota no puede ser explicada sin tomar en
cuenta el contexto mundial y la relación del Perú, del pueblo peruano, con el
planeta.
Ira y miedo van juntos
en el alma de los fanáticos. La actitud, las acciones y las palabras del
Almirante Montoya son idénticas a las de Abimael Guzmán. La forma de los dos de
solucionar los problemas es la violencia como consecuencia de unas cabecitas
que no encuentran salida, por lo tanto, piensan que todo ha terminado ¿Qué
defiende Montoya? Tal vez sus privilegios y los de su clase social y mantener al
Perú dependiente de Estados Unidos y Europa ¿Qué quería Guzmán? Instaurar una
sociedad comunista. Ambos quieren lograr sus objetivos vía el terror de las
armas. Felizmente esa polarización está amenguando, calmando porque la gente
está aburrida, cansada de escuchar la acusación de terrorismo o de pedidos de
vacancia. Ya no quiere mirar las mismas escenas de cuando el fujiaprismo abusó de
su mayoría en el Congreso (73 congresistas) vacando a PPK, luego a Vizcarra y
ahora van por Castillo.
Los fanáticos de
ultraderecha viven iracundos, por eso actúan así. Montoya y su clase
empresarial sienten ira contra la nueva hegemonía del Asia en el campo
económico, su formación europea-estadounidense se resiente y rechaza esa nueva
influencia. La ira es porque perderán el trato preferencial con Europa y
Estados Unidos al crearse nuevos lazos con las sociedades asiáticas donde ellos
ya no son los únicos intermediarios. Y eso mismo les ocasiona stress, miedo al ver naufragar su poder como clase dominante. Son los mismos sentimientos que
embargan a los capitalistas del mundo occidental. Miedo que alcanza el grado de
terror, pues es seguro, como que el sol saldrá nuevamente mañana, que el dólar
dejará de ser la moneda de intercambio universal.
Inferir que la gente
vota sólo por simpatía o por antis, es peculiar del pensamiento positivista y el
psicologismo de la sociedad occidental. La ultraderecha y la derecha han sido
rechazadas por la población al no reconocer los cambios históricos. Por negarse a aceptar los
cambios en el mercado mundo. Por aferrarse sumisa y nostálgicamente al
eurocentrismo y al imperio estadounidense.
Las peruanas y peruanos han votado afirmativamente por el cambio que
significa la adaptación de un Nuevo Perú, de una nueva sociedad peruana, a un Mundo
Nuevo, a un planeta multipolar, ocupando un lugar digno.
Héctor Béjar es un
personaje consciente de los cambios mundiales y capaz de amoldar al Perú al
Mundo, Castillo fue obligado a renunciar a Béjar como ministro de Relaciones Exteriores
para nombrar en su reemplazo a un diplomático con ideas antiguas, que reflejan
un mundo que ya pasó, una realidad mundial de fines del siglo XX. La
destitución de Béjar es uno más de los errores, en el sentido que Talleyrand le
da al concepto de error (“esto es peor que un crimen, es un error”), de la
ultraderecha y la derecha peruanas. Es un error que demorará nuestra inserción
en el Nuevo Mundo.
Mas la reconfiguración
de los poderes mundiales, la integración Latinoamericana y Suramericana existen
aunque mal hechas todavía; y más temprano que tarde el Perú será parte, de
buena forma, no como hoy subordinado y cumpliendo el mísero rol de proveedor de
materias primas, como economía soberana del mercado mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario