candela
Año 7 Nº 92
Arequipa, 2011, noviembre 05.
ASOCIACIÓN JUAN PABLO VISCARDO Y GUZMÁN
En camino al Bicentenario de la Primera Independencia del Perú
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TÁCTICA Y ORGANIZACIÓN DE LA NUEVA MAYORÍA PATRIÓTICA (VIII)
BALANCES Y EXIGENCIAS AL GOBIERNO
Por: Arturo Muñoz
Candela369@gmail.com
Balances poco claros
Quien no tiene dinero para pagar a los medios de comunicación o no es su costumbre, al asumir el gobierno deberá someterse al balance del discurso primero, de la primera semana, del primer mes, de los 60 días, de los 80 días de los 97 días, de los 100 días, de las primeras medidas, de los escándalos, de los funcionarios elegidos; así un interminable número de balances inútiles para sacar conclusiones políticas sobre el futuro del gobierno y, por ende, del futuro del país.
Así como el chisme fue catalogado como un deporte nacional, el hacer balances sin sentido debe considerarse otro deporte propio de los peruanos. El común denominador de ambos es el fácil uso de la palabra, devaluándola de hecho a blablabla. De los cientos de balances unos pocos valen la pena leer, y mucho menos tomarse en cuenta.
Después de 100 días
Ollanta Humala conserva el 62% de aprobación de la población, la campaña de la derecha sigue por echarse el gabinete y colocar personajes de tendencia fascista para aligerar las inversiones, especialmente mineras, continuar con los miles de millones de evasión tributaria por las transnacionales. Va creciendo el desencanto en sectores de la vanguardia política y social. Los movimientos sociales ambientalistas arremeten contra los capitalistas de las empresas extractivas. Los medios de comunicación levantan las noticias contrarias al gobierno para ejercer presión a favor de los objetivos de la derecha económica y política.
Después de 100 días el gabinete Lerner es el blanco principal de los capitalistas, la duda comienza a medrar el apoyo popular al gobierno y los movimientos sociales se endurecen en sus demandas. La Apra intenta bloquear la conformación de la megacomisión investigadora de la corrupción del gobierno de Alan García. El fujimorismo se desespera por lograr el indulto de asesino Alberto Fujimori. El resto de la derecha sin rumbo está entre la oposición y el apoyo al gobierno, y fundamentalmente dedicada a reorganizarse hacia unos inciertos 2014 y 2016.
Peligros y catástrofes
Un jaque permanente al gobierno de Ollanta con cosas menudas y de simple solución, o pillando los dedos a los corruptibles de todo gobierno, es la táctica de la derecha muy similar a la usada a lo largo del gobierno de Toledo. El cual bajo su popularidad por una familia impresentable y funcionarios intonsos y corruptos o en proceso de corrupción. Lo trágico de esta táctica es un posible desenlace de transacción del gobierno de Ollanta con la Apra y el fujimorismo. Pacto cuya consecuencia sería la pérdida de quienes le dieron el triunfo, de la nueva mayoría patriótica cada vez más organizada y con alternativas mejor elaboradas.
Sería una catástrofe llegar a fin de año sin un plan para enfrentar la crisis mundial, sin pasos reales de integración con los países suramericanos y con Latinoamérica más ampliamente. Dejar a Castilla en el Ministerio de Economía con la vela prendida pidiendo no caiga el crecimiento de China, destino principal de las exportaciones peruanas.
Gabinete Patriótico
Empresarios medianos y pequeños estarían por dislocarse de las economías estadounidenses y europeas. Sólo algunas transnacionales, no poca cosa, están por correr la suerte de los barcos a pique de la economía mundial. Con la aclaración: ellas no van a hundirse sino los peruanos y peruanas a quienes se les quitaría hasta el último centavo ahorrado para salvar los capitalistas estadounidenses y europeos.
Por ello es preciso levantar la bandera de un gabinete patriótico. Expulsar a Herrera Descalzi por quebrarse ante el Consorcio Camisea y de las transnacionales mineras. A Castilla cuya fórmula para afrontar la crisis es la vela y las recetas del FMI. A Carlos Paredes socapador de las gran corrupción aprista en Transportes y Comunicaciones, del faenón con la Telefónica.
Además exigir la profundización de la descentralización, las más amplias libertades democráticas y la participación vinculante de la población en las políticas públicas. Y el combate cruento contra la corrupción para que prevalezca la honestidad en el manejo de la cosa pública.
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