domingo, 30 de agosto de 2009

HUMALAS GESTAN UN GOLPE FASCISTA EN PERÚ

candela noticias AQP
NUEVA ERA
AREQUIPA, 2005, ENERO 02
No. 1

HUMALAS GESTAN UN GOLPE FASCISTA EN PERÚ

Arturo Muñoz

Hace unos meses en los círculos militares el rumor se expandía, algunos militares en actividad y retirados comentaban que el 2005 debería iniciarse con un cambio en el panorama político: un golpe de estado tradicional o no conseguiría el objetivo. Pues ni Toledo, ni Lourdes Flores, ni Alan García, políticos fracasados, garantizan a los poderes fácticos continuidad de la aplicación de la política aprobada en Washington.
El triunfo de G. W. Bush Jr. significaba el retorno de las salidas militares a las crisis de representatividad de las democracias latinoamericanas. Y la forma de detener la ola de triunfos de candidatos de izquierda en Sudamérica. Chávez, Lula, Kischner, Gutierrez y Tabaré bastan, ni uno más debe pasar. Al fin los militares formados bajo la dictadura fujimontesinista se sentían protegidos por la NSA (la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos). La extensión del fascismo estadounidense a Latinoamérica es cosa hecha y el país apto para iniciar la secuencia de golpes fascistas es el Perú.
Sin la orden de aprobación de la NSA los humalistas no se habrían atrevido a tomar en la madrugada del primero de enero del 2005 la Comisaría de la Policía Nacional del Perú (PNP) del poblado surandino de Andahuaylas, cercano a la zona del río Ene controlada por el narcotráfico, el lugar escogido por los sobrevivientes terroristas de Sendero Luminoso para guarecerse, con una población ubicada en el Trapecio Andino más pobre del país.
Ya los hermanos Ollanta y Antauro Humala insurgen en noviembre del 2000 tomando el Fuerte Arica y marchando solos a la sierra de la región Moquegua exigiendo esa vez la renuncia del dictador Alberto Fujimori. Los Humala respondían a la estrategia de la NSA, que había decido destituir a Fujimori y Montesinos como encargados del control del Perú.
Ollanta Humala, el militar rebelde no fue pasado a retiro, protegido por la NSA, más bien utilizó el tiempo para crear un movimiento nacionalista cuya base ideológica era el racismo, el odio a la raza criolla (los descendientes de los españoles nacidos en América), a esta ideología la llamaron etnocacerismo (reivindicación de la raza indígena y del Mariscal Andrés Avelino Cáceres que derrotó al ejército chileno en la Campaña de la Breña).
Los nombres que utilizan son varios: Movimiento Nacionalista Peruano, Movimiento Etnocacerista o adoptan el nombre de uno de los hermanos y del periódico que editan por lo que se llaman Ollanta o Humalas por el apellido de los hermanos líderes del grupo paramilitar.
Igualmente se sienten seguidores del Seineldin, el carapintada que se sublevó en Argentina contra el gobierno de Raúl Alfonsín, quien utilizaba un lenguaje similar en la forma al de la izquierda, antimperialista y nacionalista. Seineldin fue el entrenador de los grupos paramilitares que asolaron los países latinoamericanos en los años setenta y ochenta.
A pesar de su discurso favorable a los más pobres, los Humalas no consiguieron construir base social, a menos de 3 años entraron en serias disputas internas.
La crisis de la democracia representativa en el mundo (las elecciones en Estados Unidos es su epitafio), ha hecho cambiar los planes a la NSA que ahora promueve gobiernos totalitarios que apoyen incondicionalmente los planes militares del aparato industrial militar que controla la política estadounidense.
La crítica de Carlos Ferrero, Primer Ministro peruano, alusiva a Lourdes Flores (lideresa del conservador frente Unidad Nacional): "a pocos meses de las elecciones presidenciales quien tiene 8% de apoyo debe dedicarse a la peluquería", es extensiva a Alan Garcia del Apra y a todos los que postulan a la presidencia. Esto es lo que preocupa a los poderes fácticos (fuerzas armadas, empresarios transnacionales, al Opus Dei), que no haya un recambio al gobierno de Toledo, por lo que la solución para imponer el recorte de los derechos de los trabajadores llamados "privilegios", de continuar con la privatización de los servicios públicos y de apoderarse de la riqueza biológica peruana, es promover un golpe de estado fascista que anule cualquier oposición a los designios del Imperio. Y el levantamiento de los Humala nuevamente servirá de justificación a los deseos de la NSA, como les sirvió en el 2000 para deshacerse de Fujimori.
Los fascistas aprovechan el rechazo mayoritario de la población al Estado corrupto, al abuso de las transnacionales que como la Telefónica cobran tarifas ilegales y caras, a las empresas mineras que contaminan el agua para el consumo humano y la agricultura, al consorcio Camisea (TGP) que contamina el hábitat de las comunidades nativas de la selva amazónica y de las comunidades andinas. Pero su demanda después de asesinar a 4 policías no es el cambio del modelo económico, tan sólo exigen el retiro del presidente Toledo y que asuma la presidencia el Waisman, quien estaría de acuerdo con desatar una represión sangrienta contra los movimientos sociales antineoliberales.
¿Cuánta fuerza tienen en los cuarteles los fascistas?. La demora en retomar el control de la ciudad de Andahuaylas es un indicador de que este asalto es parte de un plan mayor, que puede culminar en un golpe de Estado fascista.
Organizar la resistencia al fascismo será la tarea inmediata. La comunidad internacional debe reaccionar y evitar que la débil democracia peruana termine en un baño de sangre. El papel de la Comunidad Sudamericana de Naciones es el de presionar una salida democrática a la crisis.
El pueblo peruano viene recuperando sus niveles de organización y se reafirma en los principios de justicia social, en los derechos humanos y la defensa de sus derechos laborales y ciudadanos. Los fascistas han subvalorado la nueva conciencia popular la cual será el punto de apoyo para derrotarlos. El Perú es un pueblo cansado de corrupción civil y militar, de pateadas de tablero para favorecer a las transnacionales, cansado de vivir entre dos fuegos como en la época del terrorismo fujimontesinista y el senderista, agotado de odios insanos que lo dividen. El Perú Nuevo surgirá de la paz y no de la violencia fascista.
Para conseguir sus objetivos el pueblo peruano debe exigir elecciones limpias y con la participación de los partidos populares.

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