domingo, 30 de agosto de 2009

LA HIPÓTESIS FASCISTA EN EL PERÚ - II

candela noticias AQP

Año Nº 4 Nº 25

Arequipa, 2008, marzo 31.

página web: www.aqpcultura.org


LA HIPÓTESIS FASCISTA EN EL PERÚ - II

Arturo Muñoz

Hipótesis 16. Esta en proceso de construcción el Estado Narcofascista. El marco legal comprendido por las leyes de arresto ciudadano para que los militantes apristas puedan legalmente detener a los opositores, de intervención de las Fuerzas Armadas en el control del orden interno, de la ley de expropiación del patrimonio de las personas acusadas de narcotráfico (que será utilizada arbitrariamente), de la criminalización de las protestas de alcaldes y presidentes regionales, de la detención por pruebas indiciarias, de la reorganización de las Fuerzas Policiales como brazo armado de la APRA. Además de la agresión a las pocas organizaciones gremiales existentes, de la ley de control por parte de los gobernadores apristas de la labor de los profesionales de la salud, del control de los medios de comunicación fiscalizando constantemente sus tributos, de la inoperancia del Congreso para fiscalizar al Ejecutivo. De la persecución política de los pocos líderes de la oposición, de la centralización del gasto presupuestal y culpando a los gobiernos regionales y alcaldes de la falta de inversión pública. También el considerar a la salud y la educación como servicios y no como derechos de la persona (para privatizarlos conforme el Acuerdo General de Servicios aprobado por la Organización Mundial de Comercio).

Hipótesis 17. Preparación para el reinicio de la guerra de baja intensidad. La guerra de baja intensidad en el caso peruano tuvo como objetivo liquidar la base social de la Izquierda Unida entre 1980 y 1990.
.
En el caso de la Argentina de la década de los años setenta, la Triple A estuvo conformada por delincuentes dirigidos por militares y policías, con el objeto de evitar la responsabilidad de las fuerzas armadas y policiales. Los desaparecidos suman más de veinte mil. No sólo sus pertenencias sino también sus hijos fueron apropiadas ilegalmente por los comandos de la muerte. Es probable que quienes organizaron estos comandos en la Argentina estén asesorando al gobierno en el reinicio de una guerra de baja intensidad.

La guerra sucia en Uruguay y Argentina se realizó para liquidar físicamente a los dirigentes sindicales y políticos, no sólo a los alzados en armas. En el caso del Perú la guerra de baja intensidad se da para eliminar el peligro de que Izquierda Unida asuma el gobierno, pues entre 1980 y 1989 se constituyó en la segunda fuerza política. La tesis de que el grupo de Sendero Luminoso era el brazo armado de la CIA y “causa” de la guerra de baja intensidad cobra vigencia conforme se van dando los testimonios de los militares en el juicio que se le sigue a Fujimori. El principal principio de esta guerra es vaciar el agua de la pecera para que muera el pez. Como bien señalan el Destacamento Colina tuvo acciones que sirvieron para eliminar a militantes de Sendero de nivel inferior, pero nunca eliminaron a los jefes militares, como si lo hicieron en Brasil, Uruguay y Argentina. Pero si eliminaron a los dirigentes campesinos en los ochentas. En los noventas levantaron el terrorismo urbano en determinadas ciudades del país, principalmente Lima, y allí liquidaron a los dirigentes sindicales y barriales. Eliminada y atemorizada la base social de la izquierda sus líderes dejaron de tener un rol protagónico y, en algunos casos, pasaron a ser funcionarios de la dictadura. Sendero tampoco eliminó a eminentes representantes de los monopolios, sino que su blanco fue el propio pueblo que estuvo entre dos fuegos.

La construcción del Estado Narcofascista permitirá la instalación de una dictadura neoliberal cívico – militar, y el reinicio de la guerra de baja intensidad para garantizar la transferencia de valor de la periferia al centro en crisis y la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables con costos mínimos por parte de los monopolios.

Hipótesis 18. Los representantes públicos de los poderes fàcticos (económico, militar y político) son personas prescindibles. Una broma estadounidense cuenta que George Washington demostró que un hombre de principios puede ser presidente, Abraham Lincoln que un hombre pobre podía llegar a la presidencia, John F. Kennedy que un hombre religioso pudo ser presidente; pero los siguientes presidentes demuestran que Estados Unidos no necesita presidente. Es decir que el máximo representante del poder político formal, el presidente, es una figura decorativa, una persona que carga con la culpa y aciertos de quienes verdaderamente tienen ocultamente el poder político.

Por ello, cuando se habla de poder económico, militar y político no se hace referencia a quienes asumen los cargos más elevados en la CONFIEP u otros gremios empresariales, ni a los militares que son parte del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, y menos a los políticos que son presidentes, vicepresidentes, o congresistas. En el ámbito local es posible que el representante de los poderes mencionados realmente sea el que detente el poder real.

Es que los tres poderes fácticos mantienen sus principales exponentes en la oscuridad. En muy raras ocasiones saldrá a la luz pública Romero, Brescia, Rodríguez Rodríguez; menos aún los dueños de Telefónica, de Doe Run, de Claro, del BBVA, corporaciones transnacionales cuyas filiales en Perú son poco significativas en sus cuentas globales.

Una observación de los militares que desfilan en el proceso seguido a Fujimori, da como resultado que son gente operadora, sin mayor importancia para la institución militar, a pesar de haber ocupado los más altos puestos de mando. Sus respuestas y actitudes indican que fueron simples peones. Martín Rivas comandando una gavilla de mentes criminales sedientas de sangre, un Juan Rivero Lazo creyendo que comandaba la DINTE y sólo era el proveedor del Destacamento Colina; según relatos de algunos miembros del grupo arrepentidos. Aún Montesinos era sólo una pieza útil que la propia CIA se encargó de regresarlo al país, con la colaboración de la inteligencia venezolana.

En el espacio político Alan García, Mulder, Bedoya o Antauro Humala, son representantes de propuestas políticas elaboradas por ideólogos que prefieren mantenerse en la sombra. Pero a diferencia del poder económico, donde manda el que tiene dinero, y del poder militar, donde ordena el que tiene las armas; en la política es necesario un mínimo de convencimiento por parte del militante de que la pertenencia a una organización partidaria o movimiento es ética, de que está actuando en base a un pensamiento correcto; el militante debe formar una conciencia disidente, creer que lo que hace esta bien.

La poca importancia de la figura política lo muestra a plenitud el acusado Fujimori, alguna vez presidente.

Pero la política es por naturaleza antropomorfa, por ello la construcción o la destrucción de la figura política es un quehacer político permanente. Hernán Fuentes, presidente del Gobierno Regional de Puno, debe ser destruido no porque sea un personaje díscolo, un político sin programa, sino porque sus simpatías políticas atentan contra el sistema, contra el orden establecido. Si se utilizase la misma vara que mide a Fuentes para medir a García, nunca debió siquiera habérsele permitido postular a García. La figura política, por lo tanto, es importante para mantener el gobierno o mantenerse en el gobierno; como dicen los ingleses que el político (la figura política) tenga como primer deber guardar la faz.

Usualmente el autor de una letra o el que compone la melodía no tienen la habilidad para interpretarla, necesitan de intérpretes. Si la figura política quiere cambiar la melodía o la letra o lo hace mal, será eliminada, como Videla en la Argentina, Pinochet en Chile y Fujimori - Montesinos en Perú.

Hipótesis 19. El APRA ya ha dejado de ser un partido, una organización política y se ha convertido en una banda mafiosa. El pragmatismo de García lo ha liquidado, ya no tiene militantes creyentes, sino gente interesada en las prebendas, en los beneficios que les de la organización, esta es cada vez más una mafia.

Hipótesis 20. La intromisión de los aparatos de seguridad de Estados Unidos está comprobada, por la afirmación de que el comando de la guerra de baja intensidad lo conformaban militares formados en la ex Escuela de las Américas. Ingerencia que continúa. Finalmente la preocupación de Jaime de Althaus, celador del sistema, de que la población concluya que ni Fujimori, ni Montesinos y menos el general Choquecolca que cambió su nombre a Nicolás di Bari Hermosa (no se puso Nicola porque sonaba a nombre femenino); sino que fue la CIA la que elaboró el plan de guerra de baja intensidad para el Perú, que el par criminal Montesinos - Fujimori y el resto se encargaron de aplicar, es justificable; porque De Althaus por lo menos ha comprendido que si se acusa de intromisión a las FARC y a Chávez en el país, también hubo intromisión de la CIA y la NSA en la época de la dictadura cívico militar de Fujimori. Y que el proceso debería condenar a los operadores como a los actores mediatos, los funcionarios del Departamento de Estado estadounidense. Por ello, este juicio es una farsa en el sentido marcusiano, es un proceso judicial que se realiza en una sociedad unidimensional, donde los jueces y los acusados están del mismo lado, son defensores del sistema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario