domingo, 30 de agosto de 2009

UN PARO SIN PROPUESTA

candela noticias AQP
Año Nº 3 Nº 18
Arequipa, 2007, junio 20.

UN PARO SIN PROPUESTA

Arturo Muñoz

Alan García y el APRA tienen un fracaso tras otro en las regiones. Toledo sin partido nonagenario manejo mejor las contradicciones con los movimientos regionales. El Paro de 24 horas en Arequipa fue contundente, lo es siempre que el transporte guarda sus unidades; así lo hicieron el 20 de junio desde las cero horas hasta las 24 horas. Los grupos de marchantes estuvieron en las calles también el día y parte de la noche. La movilización que desembocó en la Plaza de Armas no bajó de 15 mil protestantes.

Fue un paro gremial del transporte y de la población en apoyo al pedido de rebaja de los precios de los combustibles, que la pasada semana subieron en un promedio de 2 nuevos soles. La gasolina de 84 octanos de más alto consumo trepó de S/. 7.80 a S/. 11.80, afectando a las más de 50 mil unidades de transporte público, símbolo de la pobreza, pues en Nueva York existen 7 mil taxis y en la ciudad de Arequipa alcanzan la cifra de 30 mil. El precio de la gasolina por galón está en S/. 6.00 en el puerto de Matarani y de S/. 11.80 en la ciudad de Arequipa. Los S/. 5.80 de diferencia son impuestos (impuesto al rodaje, impuesto selectivo al consumo e impuesto general a las ventas). Los impuestos indirectos o ciegos le quitan lo poco que tiene al pobre. Los impuestos indirectos o ciegos le quitan lo poco que tiene al pobre.

El costo político es mucho más alto que sólo el repudio generado en la población en contra del APRA. Entre la fecha de la suba y día del paro la simpatía por Hugo Chávez y Evo Morales y consecuentemente con sus políticas creció sustancialmente. Algunos medios de comunicación comprometidos con el paro abrieron sus micrófonos al público, que pedía que Alan renuncie y que el Perú compre el petróleo a Venezuela, al precio que le vende a Bolivia de US $ 32.50 el barril, con lo que bajaría sustancialmente el precio de los combustibles.

Los transportistas piden diálogo al gobierno aprista pero no hay un propuesta concreta de cómo disminuir el precio de los combustibles. Lo que finalmente están buscando es dar legitimidad a una suba de los pasajes urbanos e interprovinciales y del costo del transporte de carga.

Sin embargo la alternativa a la rebaja de los precios de los combustibles fue discutida en la campaña electoral presidencial del año pasado. El costo de un barril de petróleo extraído de la selva peruana es de US $ 12.00 por REPSOL y vendido a la empresa estatal peruana PetroPerú al precio de barril de Texas (WIT), el más caro del mundo, a US $ 65.00. Una buena cantidad de petróleo peruano es vendido a REPSOL de Chile, donde es refinado y luego REPSOL Chile le vende a Perú gasolina a precios internacionales. Chile que no tiene petróleo le vende gasolina a Perú.

Entonces la cosa estaba clara. Revisar el contrato con REPSOL y pagarle el precio de costo de producción más una utilidad razonable, que haría que el barril de petróleo cueste no más de US $ 15.00, y comprar a Venezuela el faltante a US $ 32.50.

Pero si bien los transportistas arequipeños son combativos carecen de propuestas, y cuando se trata de encontrar soluciones son más bien conservadores. Por ello este paro terminará no en el cambio de la política de precios de los combustibles sino en el alza de los pasajes y del costo del transporte de carga. El movimiento social genera, si existe la suficiente capacidad intelectual, el programa y la ideología que le permita transformar la sociedad. El movimiento social por sí mismo es insuficiente, las pruebas son Ecuador y Bolivia que derrocaban presidentes cada minuto sin ser sus líderes los que los reemplacen.

Que el APRA es un partido de las transnacionales es un lugar común. La suba de los precios del petróleo internacionalmente la afrontó creando un fondo para cubrir las subas, es decir, le garantizaba a la REPSOL sus utilidades con el dinero de los peruanos, en vez de renegociar precios siendo el Perú un país productor de petróleo y que por las últimas investigaciones tiene reservas no explotadas.

Vuelve a repetirse la pregunta después de las movilizaciones regionales en Loreto, Madre de Dios, y ahora Puno y Arequipa: ¿Alan García culminará su periodo o se profundizará la tiranía, el despotismo y el neofascismo en alianza con la mafia fujimontesinista?.

Y es que en el paro sucedieron hechos dignos de ser mejor analizados. Es cierto que la población no está contenta con el viraje conservador de sus principales autoridades, el alcalde provincial Simón Balbuena y el presidente regional Juan Manuel Guillén, pero quienes los abuchearon y los quisieron agredir en la Plaza de Armas al parecer son militantes apristas que trabajan como empleados del propio Gobierno Regional, en el sector de obras. Guillén carece de los medios para evaluar correctamente los acontecimientos, pues luego de las agresiones declaró a la prensa que no había que poner en peligro el diálogo con el gobierno central aprista.

El sector de la prensa local y nacional sujeta a los intereses mineros y del aprismo resaltaron la acción de estos supuestos infiltrados, que además agredieron a los reporteros que no saben de donde vinieron las piedras y los golpes porque ni imaginan cual es el juego en el que están metidos, y es que a los peones en ajedrez se les sacrifica por ganar posición.

Los alcaldes apristas que no más en julio del año 2006 incentivaron una marcha supuestamente contra la minera Cerro Verde, en el paro brillaron por su ausencia. Luís Aguirre Chávez, alcalde distrital de Miraflores y Antonio Gamero, alcalde distrital de Alto Selva Alegre prefirieron quedarse en casa, a ser piñata de los manifestantes. El lastre del gobierno del presidente mendigo es demasiado fuerte para que con unos cuantos militantes defenderse de una masiva agresión.

Sin duda la disputa por quien capitaliza los movimientos de protesta lleva a emplear todas sus malas artes al APRA, que prefiere un Guillén sin apoyo de masas, para pulverizarlo en las negociaciones, pues el único apoyo que tiene Guillén es el menguado respaldo de las masas.

También sería demasiado simple pensar que estamos ante convulsiones locales o regionales con demandas puntuales, lo real es que son los prolegómenos de convulsiones políticas de gran envergadura, que pueden acabar en enfrentamientos militares. Los americanos del sur deben buscar la unidad por sobre todo.

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